domingo, enero 20, 2008

Tres Reflexiones para un Domingo

Crepúsculo de los Desposeídos

Camino, otra vez, de vuelta a casa.
Frente a mi se alzan palacios, catedrales. Una luz artificial cubre de un dorado impoluto los muros. Al Oeste, el crepúsculo cae, un añil de infancia. Pájaros migran, ala occidental descompensada.

He visto a los desposeídos en alegres coloquios, bajo esa luz indefinible del crepúsculo. Las sombras desdibujan las malas fortunas y los rasgos vergonzables. Les he visto incluso jugando en el parque, en columpios y toboganes como niños, probablemente regresando inconscientemente a épocas que fueron felices. No son felices, pero cabe preguntarse ¿lo somos nosotros? Ambas estirpes hemos renunciado al sueño ideal del paraíso que debería ser este mundo. Quizá ellos nos aventajen en que saben más fehacientemente que han perdido la partida.

Otro día coincidí con uno de ellos en el viaje de regreso. Iba dormido inclinado sobre su maleta. Tienen un aura que nos hace conocerles sin posibilidad de duda. Sobresaltado despertó al cerrarse las puertas y con alarma me preguntó "¿Es esta la estación de X? ¿Es esta?". Tenía unos ojos azules que me parecieron gastados de contemplar infinitos que siempre se habían tornado reveses y hundimientos. En la opacidad de su mirada, bajo la urgencia del sobrevivir, existía un pozo de una bondad que me conmovió. Le sonreí "Una más", sonrió de vuelta, volvió a doblarse sobre si mismo en el refugio del sueño y el calor del tren. Llegamos a la estación de X, y el seguía perdido en el sueño; le avisé: "Caballero, caballero, oiga. Hemos llegado". Tardó en despertar, quizá por no esperar que le hablasen amablemente (yo no hablé amablemente; hablé a un digno semejante). Se deshizo en agradecimientos "Se queda uno dormido" (siempre intentar dar apariencia de normalidad; es eso o el abismo de la locura). Le ayudé a bajar; era mayor. Me fui castigado por la injusticia: él me había dado su sonrisa y su agradecimiento; me había hecho humano. Yo no tuve valor de darle lo que no me había pedido para al menos con un café luchar contra ese sueño que arrastraba. Los dioses me maldigan, debí haberle dado todo lo que tenía en la cartera.

Recuerdo que el tren estaba casi vacío. Se trata de una ecuación sencilla: cuanta más gente nos está viendo, mayor es la vergüenza que nos da mostrarnos humanos. Qué enfermiza ecuación, a qué enfermiza sociedad hemos llegado por el miedo, si no es cosa sólo mía.


Ética de la Diferenciación

Lo repetible es prescindible. La misma idea: prescindes de aquello que sabes que puedes volver a conseguir, pero retienes lo que te parece irrepetible. Quizá sea esta la clave de por qué intentan que seamos todos iguales.


Religiosidad del Ateo

Baldr se puso una capa y bajó a la Tierra del Hombre. Conoció a vehementes ateos y a monjes impetuosos, y le pareció que tanto unos como otros defendían sus ideas con furia de cruzado. Conoció pues el efecto fascinante del hambre de verdad y los peligros de su hechizo.

Höðr luego le dijo "¿Crees que el ateo no es religioso? Tienes demasiada fe en las capacidades del ser humano".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonita entrada, bro, y ciertamente una entrada que te hace pensar. Ciertamente estamos en una sociedad en la que los desarrapados tienen francamente difícil reintegrarse (si es que reintegrarse significa alguna bondad); pero no sólo no pueden ellos reintegrarse, es que les ponemos todas las trabas posibles. He de admitir bro que yo no habría reaccionado con tanta ternura como tú; lógicamente habría contestado a su pregunta, porque nunca niego una respuesta, pero ¿me habría atrevido a avisarle? Seguramente no, porque de hecho me ha pasado con gente "normal" y no les he avisado... por timidez más que nada, aunque no es ninguna excusa. El caso es que como digo, mi reacción -al igual que la de la gran mayoría de gente en esa tesitura, según me atrevería a decir- habría sido diferente. Parece como si precisamente a aquellos que más ayuda necesitan es a la que más se la negamos. Me recuerda a un verso de una canción de Jethro Tull que dice "And those with no sandwhiches, please get off the bus", "and those with no homes to go to, please dig yourself holes". En esta sociedad de la apariencia, del corporación dermopollas que te construye un bonito cadaver, del coche de lujo alemán y luego come en el Mcdonalds que para otra cosa n tienes, los indigentes, losd pobres y los feos son los apestados que nos recuerdan aquello en lo que tememos convertirnos; siempre fue así, no obstante. Y la mayoría de las veces nos sorprenderíamos de las historias que hay detrás. Creo, no obstante que tampoco nos corresponde a nosotros arreglar el problema, si no sólo ayudar; él no te pidió nada, tu no se lo ofreciste ¿pero eres culpable realmente de algo? No más desde luego que el resto de personas que estaba en ese vagón; ten en cuenta que tú por lo menos le trataste como a un ser humano, como seguramente hacía tiempo que nadie le trataba. Y seguramente un café le habría venido bien a su cuerpo, pero te aseguro que apelarle como caballero le vino muchísimo mejor a su alma.

En cuanto a la religiosidad del ateo, déjame lanzarte un guante ¿no crees que el que cree en un dios tiene también algo de ateo? Está claro que el ateo va en contra de una idea, la rechaza, pero ese rechazo también implica (si es que se ha razonado el tema) un entendimiento de la creencia. Ahora bien, el que cree en un dios construye su creencia en los pilares de que para que sea verdad la existencia de algo divino e intangible que sólo se puede entender por la fe, hay que eliminar las hipótesis que niegan esa existencia. El que no lo piensa y se deja llevar siempre saca de primeras la fe; sinceramente creo que ese no tiene ni idea de aquello en lo que cree creer. Igualmente el que dice que no cree en ningún dios puesto que no lo puede tocar, no sabe de que está hablando.

Pero basta ya de filosofía barata, hay que ver como se puede llegar uno a flipar leyendo tu blog, bro ;)

Dave The Rake Goldman (bad to the bone) dijo...

Muy bonita entrada, bro, y ciertamente una entrada que te hace pensar. Ciertamente estamos en una sociedad en la que los desarrapados tienen francamente difícil reintegrarse (si es que reintegrarse significa alguna bondad); pero no sólo no pueden ellos reintegrarse, es que les ponemos todas las trabas posibles. He de admitir bro que yo no habría reaccionado con tanta ternura como tú; lógicamente habría contestado a su pregunta, porque nunca niego una respuesta, pero ¿me habría atrevido a avisarle? Seguramente no, porque de hecho me ha pasado con gente "normal" y no les he avisado... por timidez más que nada, aunque no es ninguna excusa. El caso es que como digo, mi reacción -al igual que la de la gran mayoría de gente en esa tesitura, según me atrevería a decir- habría sido diferente. Parece como si precisamente a aquellos que más ayuda necesitan es a la que más se la negamos. Me recuerda a un verso de una canción de Jethro Tull que dice "And those with no sandwhiches, please get off the bus", "and those with no homes to go to, please dig yourself holes". En esta sociedad de la apariencia, del corporación dermopollas que te construye un bonito cadaver, del coche de lujo alemán y luego come en el Mcdonalds que para otra cosa n tienes, los indigentes, losd pobres y los feos son los apestados que nos recuerdan aquello en lo que tememos convertirnos; siempre fue así, no obstante. Y la mayoría de las veces nos sorprenderíamos de las historias que hay detrás. Creo, no obstante que tampoco nos corresponde a nosotros arreglar el problema, si no sólo ayudar; él no te pidió nada, tu no se lo ofreciste ¿pero eres culpable realmente de algo? No más desde luego que el resto de personas que estaba en ese vagón; ten en cuenta que tú por lo menos le trataste como a un ser humano, como seguramente hacía tiempo que nadie le trataba. Y seguramente un café le habría venido bien a su cuerpo, pero te aseguro que apelarle como caballero le vino muchísimo mejor a su alma.

En cuanto a la religiosidad del ateo, déjame lanzarte un guante ¿no crees que el que cree en un dios tiene también algo de ateo? Está claro que el ateo va en contra de una idea, la rechaza, pero ese rechazo también implica (si es que se ha razonado el tema) un entendimiento de la creencia. Ahora bien, el que cree en un dios construye su creencia en los pilares de que para que sea verdad la existencia de algo divino e intangible que sólo se puede entender por la fe, hay que eliminar las hipótesis que niegan esa existencia. El que no lo piensa y se deja llevar siempre saca de primeras la fe; sinceramente creo que ese no tiene ni idea de aquello en lo que cree creer. Igualmente el que dice que no cree en ningún dios puesto que no lo puede tocar, no sabe de que está hablando.

Pero basta ya de filosofía barata, hay que ver como se puede llegar uno a flipar leyendo tu blog, bro ;)

Rydwlf dijo...

Así me gusta, que os flipéis. Gracias por el comentario. Por cierto, no sé si solucionar lo de los comentarios en islandés... al final el que quiera poner un comentario encontrará el camino ¿verdad? Aunque un poco desconcertante sí que puede ser.
Gracias de nuevo,
Salud!