Ceterum nec cohibere parietibus deos neque in ullam humani oris speciem adsimulare ex magnitudine caelestium arbitrantur: lucos ac nemora consecrant deorumque nominibus appellant secretum illud, quod sola reverentia vident.
Para el resto [de sus deidades], dada la grandeza y la majestad de los seres celestiales, ellos juzgan totalmente inapropiado mantener a los Dioses encerrados dentro de muros, o representarlos en la imagen de humanos. Consagran bosques y arboledas completos y llaman a estos lugares ocultos con los nombres de los Dioses, divinidades éstas a las que sólo profesan adoración en forma de contemplación.
Tácito, Germania (De Origine et situ Germanorum), IX.
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