Quién está en el tiempo de abrir paso
a la cruz de la noche que el temor conjura
a las estrellas tapadas de memoria perdida
un horizonte de niebla sin gris, helada.
Quien pisa el polvo de los días cautivos
trenzados de espino y soledades amargas
con arma en la mano por golpes mellada
para enfrentar a la bestia que mora ante el alba
Enfrentar al perro de herrumbre que asusta el camino,
mirarle a los ojos, saber de su cólera y aprender
de su rabia a morder el hierro
atenazar entre muelas de piedra el horror ajeno
para resurgir entre las curvadas ramas de la noche
avanzar el pie en bota embarrada hacia el frente,
a la nueva mañana que en polvo de sol levanta
por sendero trazado a golpe de espada.
3 comentarios:
Me gusta. Buena descripción de la vida laboral...
Gracias por el comentario, J.
Me gusta que cada uno vea una cosa :)
Salud.
Una chulada, caballero. Intenso relato de un pecho cargado.
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