martes, octubre 31, 2006

Hoja de Otoño

Cae, Hoja de Otoño,
y arrastra contigo este sol
de invierno
hacia la mañana,
la tierra
húmeda,
musgosa,

bajo columnas del templo
del Tiempo,
añil ocaso,
arrastra este sol tardío
que se resiste a partir,
que mora
en un verano congelado,
un sueño
que se torna quieto,

el sueño
de una Hoja de Otoño
que cae en espirales lentas
arrastrando consigo
quietud casi absoluta
la estela de los ciclos
la estela de un sol
que duerme por fin.

viernes, octubre 27, 2006

Ebudæ

Por allá el 91 ó 92 solía escuchar yo el "Shepherd Moons" the Enya.

Por aquél entonces ya sabía que se llamaban Satélites Pastores a los satélites que mantienen "en su sitio" los anillos de planetas como Saturno o Júpiter, pero entonces no lo relacioné con el título del disco, quizá porque en aquellos días mi inglés era más pobre y no sabía lo que significaba "shepherd".

Algunas veces los anillos tienen satélites pastores, pequeñas lunas que orbitan cerca de los límites exteriores de los anillos o en los huecos dentro de los mismos. La gravedad de los satélites pastores sirve para mantener definido el borde del anillo; el material del anillo que se aproxima a la órbita del satélite es o enviado de vuelta al cuerpo del anillo, o acelerado hasta ser expulsado del sistema, o atrapado por la gravedad del propio satélite.

Estaba encantado con este álbum y probablemente lo escuché una y otra vez durante inacabables tardes y noches de invierno, mientras escribía cartas a Francia, leía el Taliesin de Stephen R. Lawhead o, en programas que ponían música folk, grababa canciones de la radio en viejos casetes. Eran tardes teñidas de magia y añoranza por un pasado que nunca había vivido pero que sentía muy cercano, y la música del Shepherd Moons se entrelazaba perfectamente con el frío, las velas y las apretadas letras.

Me fascinaba la lengua en la que estaban escritas las canciones de este dico; en casi todas se trataba de irlandés, aunque en aquella época no estaba seguro de si era una lengua actual o no, ni siquiera de si era realmente irlandés u otra lengua céltica. Había también algún tema en latín ("Afer Ventus"), con una sonoridad casi mística, que me sugería una invocación primitiva a los vientos y que yo intentaba descifrar con la ayuda del Spes que me había prestado mi tío. (Años más tarde conseguí, en el Rastro, mi propio ejemplar de ese venerable diccionario de latín; sin duda el mejor diccionario de latín que he conocido nunca. Entonces me pareció alto el precio que pagué por él -1000 pesetas- en aquella vieja tienda en la que no se distinguía si las estanterías estaban hechas de madera o de más libros amontonados, a pesar de que mi adquisición tenía, felizmente, la separata de gramática intacta).

Los intentos de seguir la letra mientras oía la voz de la artista eran sin embargo frustrantes; era la primera vez en la que me topaba con un esquema totalmente distinto a lo que conocía en cuanto a correspondencias entre letras y sonidos, que no parecían tener nada que ver con los esquemas del inglés, el francés o el español. Pero eso sólo aumentaba mi fascinación por la lengua. En aquellos días no era tan fácil encontrar gramáticas de lenguas como es ahora; Internet se ha convertido en una bodega inacabable, llena de exquisitos vinos, para los que disfrutamos con la filología. Casi una década después encontré una gramática de irlandés que aún conservo - la compré en un mercadillo por bajo precio, puede ser que en Londres.

Movido por la belleza de esa lengua para mi indescifrable, y también por la del galés, lengua de la misma familia, que aparecía en el Taliesin, hasta llegué a crear una lengua parecida de mi invención, que imitaba esas profundas y musicales palabras que eran un misterio para mi. La gramática era compleja, y no la conservo. En algún lado tendré el diccionario que compilé:

Na yael denbigh utha pwyll
Vawra pwyll rhylath vawr Caedd.
Caedd na ohrnedd gael.
Pwlhelly Pwyll mná Anhwy ohrnedd gaen.

Hace unas semanas he vuelto a escuchar estas canciones, tras más de 10 años sin oirlas. Todos conocéis el efecto de esas experiencias... velos que se hacen más claros y nos dejan entrever recuerdos casi olvidados...

Entre ellas recordaba claramente el tribal sonido de una canción llamada Ebudæ. El título hace referencia a las Islas Hébridas: en mapas antiguos las islas aparecen con el nombre en latín de Ebudæ o Hebudæ.

Amharc, mná ag obair lá 's mall san oích',
Ceolann siad ar laetha geal, a bhí,
Bealach fada anonn 's anall a chóich'

La canción está basada de manera bastante libre en las "waulking songs" o "orain luaidh" típicas de las Hébridas. Son estas canciones que se usaban para acompañar trabajos domésticos, en especial el rellenado o "waulking" de los tejidos de manufactura casera. En una página extinta que no es más que una traducción de otra de House of Scotland, leo:

El proceso de waulking o rellenado ("fulling") se llevaba a cabo estirando el material contra una mesa o tablero o pisándolo con los pies. Esto hacía al tweed más hermético y también lo encoge ligeramente. El proceso consiste en golpear repetidamente el material hasta compactarlo y dejarlo así preparado para su uso. Las waulking songs fueron inventadas para acompañar en el trabajo y para coordinar el golpeo del material. Una persona lidera el grupo, cantando versos conocidos o inventando unos nuevos sobre la marcha. El resto luego canta el estribillo mientras el líder se toma un respiro. Un verso suele estar formado por una o dos líneas. A menudo el estribillo consta de pocas o ninguna palabras reconocibles como tales, sino que está formado simplemente por sílabas sin sentido y cuya función es sólo rítmica. Los estribillos son la parte fundamental y más primitiva de la canción, siendo la única parte estable de la composición. Las demás secciones se suelen improvisar sobre la marcha o se toman versos de otras canciones durante la improvisación.

Traduzco yo:

El luadh era la culminación de todo el proceso de manufactura del tejido, y una de las instituciones centrales de la subcultura femenina de la sociedad Gaélica. Una noche de waulking se convertía en un inmenso desahogo para las mujeres. Las canciones tenían un fuerte elemento de chismorreo, de intercambio de secretos, comentarios sobre hombres (buenos y malos), etc. Al irse acercando el final de la sesión se solían cantar una o dos canciones sobre casamientos, que usaban textos convencionales, con los nombres de las chicas y sus pretendientes en puntos apropiados de la canción, así como fórmulas que expresaban la aceptación o el rechazo. Aunque algunas canciones eran de tema ligero o triviales, muchas contenían sentimientos íntimos, francos, intensamente vivos así como declaraciones muy expresivas de las experiencias de estas mujeres.

Dice la canción de Enya:

"Mirad, mujeres trabajando de día, y hasta tarde por las noches.
Cantan de días brillantes que ya han pasado
hace mucho tiempo, y que han partido para siempre."

Es esa tristeza soleada que sólo los aires celtas consiguen despertarnos. En otra canción ("Book of Days") encuentro ahora, quizá, la respuesta a lo que hace casi quince años, me preguntaba sin saberlo:

Ó lá go lá, mo thuras,
An bealach fada romham.
Ó oíche go hoíche, mo thuras,
na scéalta nach mbeidh a choích'.


Día a día, mi viaje,
el largo peregrinaje que yace ante mi.
Noche a noche, mi viaje,
las historias que nunca serán de nuevo.

martes, octubre 24, 2006

Cuervos en el Cable de Alta Tensión

Hoy venía yo conduciendo y me he fijado en que se veían más pájaros que de costumbre. Formaban grupos abigarrados en los cables de alta tensión. Son las migraciones últimas, probablemente de aves estivales en la etapa postnupcial de las aves, que vuelven a África tras la época de la reproducción, huyendo del frío que como una marea gris se va instalando en la Península poco a poco.

He recordado los cuervos que vi el pasado sábado, al caer la tarde, en medio de los campos de Castilla. Graznaban mientras se perseguían: un sonido evocador y profundo.

Y me vino a la mente la antigua duda de por qué en lengua inglesa existen dos palabras para referirse al cuervo: raven y crow. En realidad, tal problema no existe. El término raven se utiliza para referirse a una especie concreta, el Cuervo Común (Corvus Corax). Ni más ni menos, esa es su definición, aunque algunos utilicen tal palabra para referirse también a otras especies, en concreto especies propias de Oceanía, como el Cuervo Australiano (Corvus Coronoides), el Cuervo de Bosque (Corvus Tasmanicus) o el Cuervo Pequeño (Corvus Mellori) y otras especies como el Cuervo de Pico Grueso (Corvus Crassirostris), el Cuervo de Cuello Blanco (Corvus Albicollis) y el Cuervo de Cuello Marrón (Corvus Ruficollis).

El otro término, crow, se usa para referirse en general a varias especies de córvidos. Suele usarse para referirse a una especie concreta, el llamado Cuervo Americano (Corvus Brachyrhynchos), pero en rigor la palabra crow es un término amplio que engloba a varias aves que nosotros denominamos como cuervos o cornejas.

La palabra raven proviene del Antiguo Inglés (Anglosajón) hræfn. En el dialecto Mercio, también se acostumbraba la grafía hrefn. Se conservan también las formas hræmn y hremm. La forma protogermánica reconstruida es *khrabanas, de la cual evolucionarían en Antiguo Nórdico hrafn, y en Antiguo Alto Alemán hraban. Comparemos estas formas primitivas con sus "descendientes": ravn en Danés (se dice que los vikingos daneses usaban como estandarte una imagen de un cuervo), raaf en Holandés, Rabe en Alemán. La reconstrucción va más atrás en el tiempo: se propone la raiz Protoindoeuropea *qer-, *qor-, imitativa de un sonido áspero: compárese con el Latín crepare, "crujir", cornix, "corneja", corvus, "cuervo", o con el Griego korax, korone, "cuervo", el Antiguo Eslavo Eclesiástico kruku o el Lituano krauklvs, con los mismos significados.

En Antiguo Inglés, emparentada con hræfn, existe la palabra hroc, de la que desciende la actual rook, palabra inglesa para referirse a la Graja (Corvus Frugilegus).

La palabra crow proviene del Antiguo Inglés crawe, supuestamente a a partir de una imitación del graznido del ave.

Volviendo a los pajarillos que veía yo esta mañana sobre el cable, me preguntaba yo qué se sentiría ahí arriba, adormilado en la seguridad del grupo, pero con un ojo siempre alerta ante la caída de la rapaz; en un breve descanso dentro de un viaje de proporciones alucinantes para un ser tan pequeño, un viaje ligado profundamente a la propia esencia de la existencia y los ciclos de las aves. Lo que es seguro es que contemplaban horizontes más lejanos que el que yo veía desde mi coche.

martes, octubre 17, 2006

Perro de Herrumbre

Quién está en el tiempo de abrir paso
a la cruz de la noche que el temor conjura
a las estrellas tapadas de memoria perdida
un horizonte de niebla sin gris, helada.

Quien pisa el polvo de los días cautivos
trenzados de espino y soledades amargas
con arma en la mano por golpes mellada
para enfrentar a la bestia que mora ante el alba

Enfrentar al perro de herrumbre que asusta el camino,
mirarle a los ojos, saber de su cólera y aprender
de su rabia a morder el hierro
atenazar entre muelas de piedra el horror ajeno

para resurgir entre las curvadas ramas de la noche
avanzar el pie en bota embarrada hacia el frente,
a la nueva mañana que en polvo de sol levanta
por sendero trazado a golpe de espada.

domingo, octubre 15, 2006

viernes, octubre 06, 2006

Smog

Smog es una palabra de origen inglés que se acuñó en 1905 a partir de las palabras smoke (humo) y fog (niebla). Designaba originalmente a la mezcla del humo procedente de los coches con la niebla matutina londinense. Hoy día es muy común oir hablar del smog y se puede decir que está presente en todas las grandes ciudades.

Recuerdo que hace años, en la zona en la que vivo, no se veía smog. Hoy cada mañana se puede ver en dirección a la urbe esa capa de polución pura y smog, un tinte del cielo bajo entre amarillo y gris oscuro. Cuando esta contaminación había alcanzado ya a mi ciudad, recuerdo que el paisaje más allá permanecía impoluto. Resulta que ahora trabajo en esa zona antes pristina y veo cada mañana como el mismo tinte ponzoñoso se ha extendido a esta zona y mucho más allá. Es desolador ver el fondo de montañas y bosques medio oculto por el cortinaje amarillento de la polución. Me recuerda a la Nada, extendiéndose inexorablemente, de Michael Ende.

Luego al llegar al Polígono olía a madera quemada. La madera quemada es fragante a veces. Todo en su justo orden, y del mismo modo que el animal tiene que matar y comer para sobrevivir, está bien que el ser humano consuma con moderación la madera de los nobles árboles. La perversión no reside ahí sino en la destrucción incontrolada. Los árboles nos traen paz y belleza hasta en su muerte, en el espíritu del humo. ¿Cuál es la medida? La hoguera modesta que calentaba a una familia en los tiempos antiguos, o a la cuadrilla de obreros en la obra hoy día, no es un pecado. Sobre todo antaño, cuando el hombre respetaba a los bosques y sabía que talar era matar, a veces haciéndolo pero con conciencia de lo que hacía. Todo lo que está más allá es un abuso, y más hoy día cuando el ser humano ha encontrado formas de conseguir energía sin dañar apenas al medio ambiente. Ese humo en una mañana invernal es una bendición. Cuán lejos de la invasión del smog que nosotros hemos traído. Es un mensaje sin palabras con el que la Madre Tierra nos recrimina nuestra ambición.