viernes, octubre 31, 2008

viernes, octubre 17, 2008

Una elegía sumeria

La primera vez que leí textos traducidos del sumerio yo tenía 15 años, y me fascinó el encontrarme ante las piezas más antiguas de literatura que existen. No es de extrañar que los propios autores, hace literalmente 5000 años, quedaran maravillados por la fuerza de lo que habían creado. Ya conocía por los trabajos de Jean Rivière acerca del poder atribuido a la palabra en general y a la palabra escrita en particular. Tenemos que recordar que en aquellos tiempos, el mundo mítico y el real se fundían en los espíritus de aquellas gentes.

La palabra escrita, fijada en principio para toda la eternidad, tenía un poder, y el hecho de grabarla sobre las tablas de arcilla húmeda no era banal. Es por ello que en muchos textos sumerios encontramos repeticiones que nos parecen tediosas: alabanzas, declaraciones de que existen los Dioses (como muestra de respeto hacia ellos, como orgulloso reclamo del escriba, y al mismo tiempo, como intención de atar el cosmos a la acción de escribir, y viceversa). A veces las tablillas traslucen algo de un temor reverencial por lo que se está haciendo. En algunas otras se tratan temas más livianos, desde debates, canciones de amor, elegías hasta elogios a la bebida.

Pero como ejemplo de esas repeticiones respetuosos, acudamos a las primeras líneas de la historia de los dioses Enki y Ninhursaja:

Puras son las ciudades, y vosotros sóis aquéllos a quienes os han sido
concedidas. Pura es la tierra de Dilmun. Puro es Sumer, y vosotros sóis a quiénes se os ha concedido. Pura es la tierra de Dilmun. Pura es la tierra de Dilmun. Virginal es la tierra de Dilmun. Virginal es la tierra de Dilmun. Inmaculada es la tierra de Dilmun.
El sumerio era una lengua sin parentesco conocido con ninguna otra de las habladas en el planeta. Para hacernos una idea de cómo sonaba el parrafo anterior en sumerio, os incluyo la transliteración:

Iriki kugkuggaam ene baammeenzeen kur dilmunki kuggaam
kiengi kugga ene
baammeenzeen kur dilmunki kuggaam
kur dilmunki kuggaam kur dilmun sikilam
kur dilmunki sikilam kur dilmunki dadaggaam


Particularmente, encuentro cierta gratificación en leer estas palabras extrañas y pensar que alguien, de forma más o menos parecida, habría pronunciado esto mismo hace 5 milenios.

También leemos en la noticia de Enlil y Ninlil:

Había una ciudad, había una ciudad, ésa en la que vivimos. Nibru era la ciudad, ésa en la que vivimos. Dur-jicnimbar era la ciudad, ésa en la que vivimos. Id-sala es su río sagrado, Kar-jectina es su muelle. Kar-asar es el muelle donde se atan los barcos. Pu-lal es su pozo de agua fresca. Id-nunbir-tum es su canal lleno de ramificaciones, y si uno mide desde allí, hay tierra cultivada en 50 sar a cada lado. Enlil era uno de sus hombres jóvenes, y Ninlil era una de sus mujeres jóvenes. Nun-bar-ce-gunu era una de sus sabias mujeres ancianas.
En aquella época, la doncella fue aconsejada por su propia madre. Ninlil fue aconsejada por Nun-bar-ce-gunu: "¡El río es sagrado, mujer! ¡El río es sagrado, no te bañes en él! ¡Ninlil, no camines por la orilla de Id-nunbir-tum! ¡Su ojo es brillante, el ojo del señor es brillante, te mirará! ¡De la Gran Montaña, el Padre Enlil, su ojo es brillante, te mirará! ¡El pastor que decide todos los destinos, su ojo es brillante, te mirará! ¡Sin miramientos querrá tener relaciones, querrá besarte! ¡Querrá derramar su semilla en tu matriz, y te abandonará!"

Para dar muestra de la belleza de algunos de los textos que conservamos, traduzco a partir de la traducción del inglés del proyecto ETCSL de la Facultad de Estudios Orientales de la Universidad de Oxford, el fragmento conocido como "Elegía por la muerte de Nawirtum" que aunque mutilado por algunas lagunas da muestra de la fuerza lírica que alcanzaban algunas composiciones sumerias:

"Un día aciago... sobre la doncella... sobre la hermosa mujer, la doncella agraciada, el mal de ojo... sobre la cría de pájaro que cayó por el borde del nido, una red ha... la madre fecunda, la madre de niños, es ... por una trampa. La vaca amarilla, la vaca salvaje de voz alta... como un navío gakkul. Nawirtum, la vaca salvaje de voz alta, ... como un navío gakkul. Ella que nunca dijo "estoy enferma" y nadie causó preocupación. Ella que no... no... el lugar divino. Como su lugar de descanso, su arrojado... no era...

Nibru está cubierta de (¿niebla?); en la ciudad... Sobre las multitudes un grito de (¿congoja?) ha caído,... Lamentando... como un grito de guerra en la batalla... Ellos están vencidos por la pena por aquella cuya vida ha terminado. Ellos están (¿angustiados?) por ella que estaba formada como una estatua dorada. Aquél que la mire, ¿no llorará? Las plañideras... Las mejores canciones... de los bardos de palabras dulces están alteradas en todas partes en lamentos y lloros.

Porque... ha sido retornada, ellos pronuncia una canción para ella. Porque de su pequeño..., ella no dispensó consejo... piedra...; fue (¿perdido?). Porque sus días no se prolongaron en el abrazo de su marido y el lloro nunca se detuvo, porque Ninurta no disfrutó de la felicidad de su..., y porque su amada sacerdotisa nin-dijir no entró en el jipar.

Porque... fue llevada al final a su lado, él se alza en grandeza y favor, pronunciando un lamento por ella. Para su madre que la llevó en su vientre, la luz brillante se tornó en oscuridad,... para ella. Él hace sus (¿acciones?), su..., en un...por ella. Sus almas se han adelantado ante ella, sus cuerpos malvados son hechos pedazos. Sus..., trabajadores y parientes son..., sus... son... no permanecen... Sus niñeras fueron... Los ... huyeron. Como hombres furiosos, piedras... (¿enfermos?), la luz que viene de arriba... no incrementó desde su ciudad.

Entonces su amado esposo totalmente solitario..., en su ciudad, en Nibru, la ciudad..., Lu-dijira, su amado esposo, totalmente solo..., en su ciudad, en Nibru,... se acercó a ella con corazón sufriente en..., el gran lugar habitable. Ellos tomaron su mano, sus corazones estaban (¿vencidos?). Su... fue excluido de la nutrición, su aliento fue (¿sofocado?). Él pronunció (¿lamentos?) como una vaca, aquél que no tenía... adornos.

Él lleva sus..., él llora por ella: "¡Oh! ¿Dónde está...? ¡Os llamaría! ¿Dónde están Meme y los bellos espíritus protectores? ¡Os llamaría! ¡Dónde están..., las palabras llenas de gracia? ¡Os llamaría! ¿Dónde están mis... armas y mi carcaj gloriosamente adornado? ¡Os llamaría! ¿Dónde está aquél que ilumina con brillo... la cara, mi consejo noble? ¡Os llamaría! ¿Dónde está mi ..., mi precioso resplandor? ¡Os llamaría! ¿Dónde están mis canciones dulces que regocijan el corazón? ¡Os llamaría! ¿Dónde están mi ... arma y carcaj dorado que ilumina el espíritu? ¡Os llamaría! ¿Dónde están mis danzas, mi agitar la mano, mi (¿alegría?) ¡Os llamaría!"

"Que tu forma de vida no sea olvidada, que tu nombre sea pronunciado. Que la culpa de tu casa sea borrada, que sea tu pecado liberado. Que tu esposo esté bien, que alcance valor y edad. Que el destino de tus hijos sea propicio, que tengan en su reserva bienestar. Que tu hogar familiar progrese, que su futuro sea amplio. Que Utu traiga para ti luz brillante desde el mundo de las profundidades, ... agua clara. Que Ninkura esté a tu lado, que te alce a las alturas. Acerca de la tormenta amarga que ha sido lanzada contra ti, que vuelva al horizonte. Que una maldición cruel sea pronunciada contra el demonio galla que ha traído su mano contra ti. Acerca de la amable doncella que yace en su esplendor como un toro, amargo es el lamento por ti."

viernes, octubre 10, 2008

Despedida del Sol

"Date la vuelta, contempla
cómo decae mi caricia, el sostén
de todas las cosas, contempla
cómo se desvanece el calor, la vida
que mantengo en mi seno, contempla
cómo huye la luz y llega el invierno".

Me doy la vuelta.
Me dejas ciego por última vez.
Una despedida de todas las veces
Que me he despedido.

Tu brillo entre las ramas
Las runas imponiéndose
Y yéndose hacia el pasado
Hacia el futuro
El ojo entrecerrado
Piel fría
Pero siempre hacia delante

El deber de volverme y mirarte
Sol urge mirada dolorosa
Viento frío que todo lo invade
Sombra creciente
La triple ceguera
En mi ojo cerrado
La tierra perforada
El calor perdido
Grito del humus
El calor se desvanece
Sueño de gusanos y esporas
Runa inmóvil helada

Despedida del Sol